La contaminación plástica ha alcanzado una magnitud tal que ya no solo afecta a los ecosistemas marinos o terrestres, sino que también se ha convertido en un riesgo emergente para la salud humana.
En los últimos años, diversos estudios han documentado evidencia de que los microplásticos —fragmentos menores de cinco milímetros— pueden atravesar el torrente sanguíneo materno y llegar hasta el feto durante el embarazo.
Nanoplásticos
Los plásticos no desaparecen en el ambiente, sino que se fragmentan progresivamente. La exposición al sol, las condiciones químicas y el desgaste físico transforman los macroplásticos en mesoplásticos, microplásticos y, finalmente, en nanoplásticos —partículas de menos de 100 nanómetros—, lo suficientemente pequeñas como para interactuar a nivel celular