Nada puede quitar el mérito a Brasil. La goleada de 3-0 sobre Chile, en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, fue el fiel reflejo de las diferencias que existen hoy entre una y otra selección. Pero, sobre todo, por lo que ocurrió en el legendario recinto carioca.
En el final de la primera parte, el duelo ya estaba a favor de los locales por la cuenta mínima, después de la conquista del juvenil Estevao. El equipo de Nicolás Córdova había logrado muy pocas ocasiones de llegar con balón dominado al área del Scratch.
Sin embargo, una jugada específica que bien pudo cambiar el rumbo del duelo o, simplemente, haber dado un poco más de aire al mediocampo chileno. Una zona donde la movilidad de Bruno Guimaraes y Casemiro asfixiaban a la Roja.
Precisamente, este último futbolista protagonizó la