La apertura del año judicial no debería quedar reducida a un mero acto protocolario. La participación en el mismo de los principales pilares del Poder Judicial es una oportunidad para proyectar ante la ciudadanía la trascendencia del ejercicio de este Poder del Estado en democracia. Lamentablemente, en la instrumentalización de los espacios públicos que es tendencia en la política española, la cita de ayer volvió a brindar un desencuentro impropio de la debida adhesion al equilibrio de poderes. La presencia del Fiscal General del Estado puede ser inoportuna por su situación procesal, pero en tanto conserva todas sus funciones, es legítima. Someter todo lo que rodea a la apertura del curso al interés de crear un ambiente irrespirable en la política es una falta de respeto que ha hecho presa
Poder Judicial para la ciudadanía

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