María Rozalén lleva a Albacete en el corazón, y cuando habla de su Feria incluso le cambia el tono. Porque para la artista, la Feria de Albacete no es solo una fiesta, sino un pedazo de su vida, de su infancia, de sus raíces y de su gente. Y, aunque los compromisos profesionales no siempre se lo permiten, cada vez que puede escaparse a vivirla lo hace con toda la intensidad del mundo.

Para la cantante, la Feria de Albacete ha sido siempre sinónimo de emoción y alegría. «Era el momento que esperaba con ansia cuando era niña y adolescente», cuenta a El Digital de Albacete con nostalgia. Ese último regalo del verano, junto con las fiestas de su querido Letur, antes de volver a la rutina.

Ahora, no siempre puede disfrutarla como antes, pero eso solo hace que valore más los ratos que puede p

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