No era suficiente con que Mitoaroa II de ZETAK fuese una experiencia más cercana al espectáculo que al concierto, también debía ser “inmersiva”. A cada espectador de Illunbe se le hizo entrega ayer de unos auriculares por los que debía seguir el show : todo se escuchaba desde ahí . Una vez encendidos los cascos, una voz prometió una experiencia sonora “única”, si el volumen se ponía al máximo, eso sí. La premisa era diferente, desde luego. En cuanto a la escenografía, ZETAK dispuso en el ruedo una estructura de 360º que dividió el espacio en cuarto s. Cada uno de ellos contaba con una pantalla gigante para que las 15.000 almas reunidas en la plaza de toros no perdieran detalle.

La historia de Mitoaroa I se situó en 2025. En dicho espectáculo Reparaz era transp

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