Prolijo como el corte de sus trajes que tan famoso lo hicieron. Giorgio Armani, quien murió el jueves 4 de septiembre a los 91 años, dejó establecido cómo quería que fuera su funeral, y además instrumentó los mecanisnos necesarios para que a sus herederos y directivos de su empresa no se les diera por destruir el imperio que durante tantos años construyó.
“En esta empresa siempre nos hemos sentido como una familia. Es con profunda emoción que sentimos el vacío dejado por quien fundó y alimentó esta familia con visión, pasión y dedicación”, dice el comunicado que emitió el grupo Armani. “Pero es precisamente en su espíritu que nos comprometemos a proteger lo que él construyó y a hacer avanzar su empresa en su memoria, con respeto, responsabilidad y amor”. Este sábado, en el Armani/Teatro d