Paramédicos de Culiacán, con chalecos antibalas; diferencia entre la vida y la muerte. Foto: Imagen Televisión

A un año de la escalada de la violencia, en Culiacán han aprendido a sobrevivir entre el fuego cruzado. Ahora, médicos, enfermeras, camilleros y pacientes ya no se sienten seguros en hospitales y ponerse un chaleco antibalas ya no es sólo para las fuerzas de seguridad, también los paramédicos lo han vuelto parte de su uniforme.

“Nunca habíamos atendido tantos heridos por violencia, daños colaterales, casas y vehículos vandalizados”, dice Julio César Vega, director de la GERUM en Culiacán.

Son paramédicos voluntarios de entre 18 y 36 años que responden a cualquier emergencia. Y, desde el 4 de septiembre, como equipo que va a la guerra, se ponen el chaleco que los distingue por e

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