En Colombia, enseñar o estudiar en zonas rurales afectadas por el conflicto armado continúa siendo extremadamente peligroso. Desde 2020, se han documentado más de 600 ataques contra escuelas, docentes y estudiantes en cuatro departamentos del país. Estos actos incluyen tiroteos, ocupaciones, amenazas, extorsiones y el reclutamiento forzado, afectando especialmente a mujeres, niñas, estudiantes indígenas, afrocolombianos y personas con discapacidad. El 25% de los docentes afectados muestra síntomas de trastorno de estrés postraumático, y muchas escuelas han permanecido cerradas durante semanas o meses, dañando gravemente la educación.

A pesar de los acuerdos de paz de 2016 y las negociaciones en curso, los ataques persisten. Los docentes reclaman mayor seguridad, apoyo psicosocial, transpo

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