
Consumir frutas y verduras de temporada y proximidad es una premisa que debería estar siempre presente en nuestras decisiones a la hora de llenar la cesta de la compra. No hay nada comparable con el sabor, el aroma, la textura y el contenido en nutrientes de las piezas que acaban de recolectarse del huerto con las que se compran en la tienda o supermercado, y mucho menos si han pasado un largo tiempo en tránsito o almacenadas antes de su puesta a la venta. Pero como no todos tenemos un pedazo de tierra para cultivar en casa, al menos sí que tenemos que escoger — siempre que se pueda — aquellas frutas y verduras que no vengan de lejos y que hayan sido recolectadas hace poco tiempo.
Comprar productos de cercanía y temporada nos garantiza, además, un consumo más ecológico, con menos pesticidas, menos fertilizantes y menos emisiones durante su transporte. Todo son ventajas. Su precio también es menor, y con su consumo se apoya a las empresas y grupos de producción locales.
El calabacín y la berenjena son unas de esas verduras que están todavía en plena temporada y podemos aprovechar para llevarlos a casa con la tranquilidad de que no salen de un invernadero o han pasado un largo período almacenadas. Ambos pueden encontrarse en el mercado durante prácticamente todo el año aunque la temporada natural del calabacín es de noviembre a agosto o septiembre y la de la berenjena, de octubre a abril y de septiembre a mayo, aunque en zonas templadas se disfruta igualmente durante todo el verano porque para su crecimiento necesita muchas horas de sol.
El calabacín es botánicamente una fruta, pues crece a partir de una flor que es comestible. Sin embargo, está considerada también una verdura u hortaliza. De la familia de las curcubitáceas, los calabacines contienen proteínas, vitamina C y mucílagos (fibra soluble). Según la Federación Española de Nutrición (FEN), “su consumo contribuye a cubrir las necesidades de vitaminas, especialmente las de vitamina C; una ración de calabacín (200g) cubre el 74% de las ingestas recomendadas para esta vitamina en hombres y mujeres de 20 a 39 años”.
Mientras que la berenjena , según la FEN, es rica en proteínas y flavonoides aunque el componente mayoritario de su peso es el agua. Y su piel “contiene una antocianina, la nasunina, con acción antioxidante”. Las berenjenas, además, son muy diuréticas.
Pero más allá de sus propiedades nutritivas, ambas verduras — tanto el calabacín como la berenjena — son muy sabrosas y versátiles y hay un sinfín de recetas para incorporarlas a tus menús sin que te parezcan sosas o aburridas. Te proporcionamos algunas propuestas para llenar de color y sabor tus platos.
Ensalada de calabacín con burrata
Nada más sencillo que preparar esta deliciosa receta de ensalada de calabacín. Para dos comensales necesitaremos unos 200 gramos de calabacín, lo que suele pesar una pieza grande de esta verdura, aproximadamente; una bola de burrata y unos 120 gramos de pechuga de pollo. Si no tienes mucho tiempo para prepararla, puedes encontrar algunas opciones de pollo al horno desmenuzado y ya preparado en algunos supermercados. Lo único que tienes que hacer es cortar el calabacín en finas tiras y mezclar todos los ingredientes. El pollo puede sustituirse por otra fuente de proteína como el tofu, que quedará espectacular si marinas previamente por ejemplo con soja y las especias de tu elección.
Espaguetis de calabacín al pesto
Una alternativa a la pasta clásica muy interesante para personas con intolerancia al gluten o porque simplemente te apetezca variar un poco, es hacer espaguetis de calabacín. Es muy sencillo, lo primero que tienes que hacer es cortar el calabacín en tiras, bien ayudándonos de un pelador o de un espiralizador, con el que conseguiremos una forma más parecida a los espaguetis.
Para dos personas necesitaremos un par de calabacines medianos, un puñado de tomates cherry, otro puñado de hojas de albahaca fresca, queso parmesano, piñones al gusto, medio ajo y aceite de oliva virgen extra. El pesto lo haremos triturando la albahaca con los piñones, el parmesano, el ajo y el aceite de oliva. Iremos echando poco a poco los ingredientes hasta conseguir la consistencia deseada. Seguidamente, salteamos los espaguetis en la sartén con un chorrito de aceite de oliva y le añadimos los tomatitos. Al servir, lo hacemos con la salsa de pesto.
Encurtido de calabacín italiano
Si en tu caso sí que tienes huerto o algún vecino, amigo o familiar que te ha dado una caja entera de calabacines y no sabes qué hacer con ellos para que no se estropeen, preparar un encurtido con esta verdura es la opción ideal.
Para preparar esta receta vamos a necesitar medio kilo de calabacines, 400 gramos de agua, 300 ml de vinagre de vino o de arroz, 60 gramos de azúcar, 10 de sal, un par de dientes de ajo, 1 cucharadita de mostaza de grano y otra de pimienta negra. Si te gusta el picante, puedes añadir un poco de guindilla.
Una vez bien limpios los calabacines, los cortamos en bastones y los introducimos en un bote grande que pueda cerrarse herméticamente con el líquido resultante de la mezcla del agua, el vinagre y el resto de ingredientes. Antes de consumirlo espera algunos días, 3 o 4 serán suficientes.
Baba Ganoush
Muy parecida al hummus de garbanzo, esta pasta de berenjena es un aperitivo delicioso de origen libanés para picar con pan de pita o bastoncillos de zanahoria o apio. Para prepararlo necesitaremos un par de berenjenas que haremos al horno, tres cucharadas de aceite de oliva, otras dos de tahini (pasta de sésamo), el jugo de medio limón, un diente de ajo, una pizca de sal y una cucharadita de postre de comino. Con las berenjenas asadas, lo único que tenemos que hacer es extraerles la carne y triturarlo todo hasta conseguir una pasta cremosa.
Berenjenas rellenas
Una receta muy clásica, pero que siempre queda muy resultona y rica es la de las berenjenas rellenas, para las que también necesitaremos asarlas al horno. Para dos comensales necesitaremos dos berenjenas, un par de latas de atún (aunque el relleno puede ser también de carne, tofu o cualquier otro ingrediente de tu elección), media cebolla y especias al gusto, un poco de salsa de tomate y queso para gratinar.
Sofreímos la cebolla en una sartén y cuando esté dorada añadimos el atún y la carne de la berenjena, mezclamos bien y una vez todo integrado vertemos la salsa de tomate. Esa mezcla la repartiremos en las berenjenas previamente vaciadas, espolvoreamos el queso que hayamos escogido y metemos en el horno para gratinarlas.
Albóndigas de berenjena
Estas albóndigas son una alternativa muy nutritiva y rica para personas que siguen una dieta vegetariana. Para dos comensales necesitaremos 250 gramos de berenjena, media cebolla, 50 gramos de champiñones, un huevo o 50 gramos de puré de garbanzos, 35 gramos de harina de avena y la misma cantidad de pan rallado, sal, pimienta y jengibre molido.
Para hacer estas albóndigas vamos a trocear las verduras y pocharlas en la sartén, cuando estén hechas (toma unos 15 minutos) las dejamos enfriar y las trituramos junto con el resto de ingredientes. Una vez todo integrado, lo dejamos reposar al menos media hora en la nevera y una vez transcurrido ese tiempo, le damos forma a las albóndigas y las freímos en la sartén. Podemos acompañarlas de una salsa de tomate.