Un nuevo 11 de septiembre, al recordarse el aniversario de la muerte de Domingo Faustino Sarmiento , conviene preguntarnos qué significa honrar su memoria. No alcanza con repetir frases hechas ni con privar a los niños de un día de clases en su homenaje. La mejor forma de evocarlo es reconocerlo como lo que fue: un e spíritu disruptivo, u n innovador capaz de desafiar a su tiempo , que con certeza no pensaría hoy como lo hizo en la Argentina del siglo XIX.

Visionario utópico, q uiso traer 3.000 maestras estadounidenses para fundar el normalismo argentino en un país donde más del 80% de la población era analfabeta. L legaron apenas 65, suficientes para transformar nuestra educación pública y llevarla al nivel de excelencia que aún persiste en el imaginario colectivo. No se co

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