Iryna Zarutska, era una joven ucraniana que tenía apenas 23 años y había cruzado medio mundo para intentar reconstruir su vida lejos de la guerra. Llegó a Estados Unidos en agosto de 2022 junto con su mamá y sus hermanos, dejando atrás los bombardeos en Ucrania y la incertidumbre que la guerra había sembrado en su país.
Su idea era simple, como la de miles de jóvenes migrantes: encontrar un lugar seguro, trabajar, estudiar y cumplir sus sueños. Pero su historia, que había empezado a reescribirse en Carolina del Norte, se detuvo de la forma más abrupta y dolorosa el pasado 22 de agosto.
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Esa noche, después de salir de su turno en una pizzería local, Iryna tomó un tren que se convirti