El 10 de septiembre de 1976 , la Ciudad se despertó con otra herida profunda. Apenas seis meses después del golpe militar, en un camino rural de Magdalena aparecieron los cuerpos acribillados de Sergio Karakachoff y Domingo Teruggi , dos abogados platenses comprometidos con la defensa de los derechos humanos. Tenían apenas 37 y 41 años.

La noticia, publicada por El Día el lunes siguiente, sacudió a La Plata y al radicalismo. Karakachoff, apodado “el Ruso” por sus compañeros, no era un militante más: era un dirigente con futuro, un “cuadro político” brillante, respetado incluso por quienes pensaban distinto. Y fue también una de las primeras y más visibles víctimas de la dictadura.

Hijo del ingeniero Sergio Karakachoff y de Carmen Giménez, profesora de música, Sergio creció en un

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