Definitivamente la juventud no está perdida y esto lo demuestran distintas historias que se cuentan a diario sobre chicos y chicas que desde el lugar en donde están buscan aportar su granito de arena para lograr un cambio en este mundo o al menos en el contexto que le toca vivir a cada quien.
A través de redes sociales, nos llegó la historia de un joven de 16 años, que seguramente como muchos, intentan generar ingresos por necesidades propias o familiares en un contexto económico complicado para el país.
Esta historia es sobre un adolescente que a diario se instala en horas de la mañana, desde muy temprano, en la intersección de calles Adolfo Güemes y Leguizamón de nuestra ciudad, para vender tortillas a la parrilla y otros productos artesanales de panadería.
Pero son sus t