Los efectos del sol y del calor pueden hacer estragos sobre la piel durante el verano. Aparecen problemas como deshidratación, aumento de la producción de sebo, dilatación de los poros, sudoración excesiva, enrojecimiento, aparición de rosácea e irritaciones . En este sentido, los especialistas en estética y salud, explican que también puede generar manchas, acelerar el envejecimiento prematuro, provocar reacciones alérgicas y, por supuesto, aumentar el riesgo de quemaduras solares.

Cómo adaptar la rutina de cuidado

La piel sufre de forma encarecida los efectos del verano. Por ello, es clave adaptar los cuidados en esta época, especialmente la rutina diaria según las necesidades. En esta línea, Marta Pérez , Clinic Manager de Único Life Clinics recomienda lo siguiente:

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