Pero este miércoles, algo cambió.
Los gritos irrumpieron como un trueno cuando Victor Wembanyama , la sensación francesa de los Spurs , pisó la cancha de los Warriors locales. No era solo un jugador de la NBA; era un símbolo de que la vida, de alguna manera, seguía adelante. "No vinimos a dar un espectáculo, vinimos a recordarles que no están solos", dijo Keldon Johnson , alero del equipo, mientras observaba a los 1,000 estudiantes que coreaban sus nombres.
"Ver lo optimistas que son todos tras pasar por un momento tan difícil es realmente importante para nosotros" , confesó Johnson. Las lágrimas se mezclaron con risas cuando Wembanyama ejecutó clavadas imposibles, incluyendo una donde pasó el balón entre las piernas antes de estrellarlo contra el aro. Era más que basquetbol: era