El otro día me echaba en cara un paisano del paraíso redipollejo que los periodistas le saquemos punta a todo. Y tiene razón, porque sólo en la primera frase ya se me ha ocurrido sacarle punta al incomprensible y discriminatorio hecho de que el estercolero en el que se ha convertido el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua incluya 'sacapuntas' y no 'afilapuntas', que ha utilizado quien junta estas letras desde que aprendió a hablar. De aquella, era un instrumento fundamental en cualquier estuche como complemento al lapicero para resolver los problemas y las cuentas o para dibujar, pero también para levantarnos a la papelera al mismo tiempo que nuestro compinche del patio y cuchichear sobre nuestras próximas fechorías. Era una de las principales redes sociales –la otra era l

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