Sébastien Lecornu tomó posesión ayer como nuevo primer ministro de Francia en una jornada difícil y sintomática del signo de los tiempos: disturbios en las principales ciudades de país y drones rusos en el cielo de la aliada Polonia.
En su brevísima declaración de apenas tres minutos durante el traspaso de poderes, el sucesor de François Bayrou en el palacete de Matignon dijo que es urgente superar “el desfase entre la situación política y lo que espera la ciudadanía”. Aludía implícitamente a la protesta contra los planes de austeridad del Gobierno y la política del presidente Macron.
Lecornu, que aún es también el titular de Defensa mientras no se designe a un sustituto, fue sensible al contexto europeo e insinuó que Francia ha de ser consciente de lo que está en juego y no mirarse tant