Los hábitos digitales han transformado incluso las rutinas de descanso. Cada vez más personas recurren a auriculares para escuchar música relajante, podcasts o contenido ASMR (Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma) como ayuda para conciliar el sueño. Aunque esta práctica puede parecer inofensiva, los especialistas en otorrinolaringología y neurología advierten de los riesgos que conlleva para la salud auditiva y neurológica si no se utiliza de forma adecuada.

«Dormir con auriculares implica una exposición prolongada al sonido, incluso a bajo volumen. Esto puede provocar desde irritación en el conducto auditivo hasta otitis externas o, con el tiempo, pérdida auditiva, especialmente si se emplean dispositivos intraurales», explica el doctor Lorenzo , jefe se servicio de Otorrinolaringología del Hospital Sanitas Virgen del Mar.

Desde el punto de vista neurológico , el uso continuado de auriculares durante la noche también puede alterar la arquitectura natural del sueño. «El cerebro necesita ciclos alternos de sueño profundo y ligero para llevar a cabo sus funciones de reparación. La estimulación sonora constante puede fragmentar estos ciclos, empeorando la calidad del descanso y afectando a largo plazo a la memoria, la atención o el rendimiento cognitivo», añade el doctor Casals, jefe de servicio de Neurología del Hospital Sanitas Virgen del Mar.

Si bien es cierto, algunas técnicas sonoras pueden resultar útiles para favorecer la relajación, especialmente en personas con dificultades para dormir. La música, por ejemplo, ha demostrado efectos positivos sobre el cuerpo humano , como la reducción de los niveles de cortisol —la hormona del estrés—, una menor sensación de ansiedad y un aumento del bienestar general.

Sin embargo, el problema surge cuando estos estímulos se mantienen durante horas sin interrupción o a volúmenes inadecuados . «El oído necesita periodos de descanso absoluto para recuperarse. Si se somete de forma continua a la cóclea a una estimulación sonora, aunque sea leve, pueden aparecer fenómenos como el tinnitus o zumbidos persistentes», apunta Lorenzo.

Ante esta situación, los expertos de Sanitas proponen algunas pautas para reducir riesgos y proteger la salud auditiva:

Evitar los auriculares intraurales, es decir, aquellos que se introducen directamente en el oído. Como alternativa, se recomienda los altavoces de almohada o los dispositivos externos que no obstruyen el canal auditivo.
Controlar el volumen y la duración. Se aconseja mantener el sonido por debajo del 60 % del volumen máximo y limitar su uso a los primeros 30 minutos del sueño.

Estímulos tecnológicos

Limpiar los auriculares con regularidad, ya que la acumulación de suciedad o humedad puede favorecer la aparición de infecciones.
Fomentar rutinas sin estímulos tecnológicos . La lectura, la meditación o simplemente evitar pantallas en la hora previa al descanso puede mejorar la higiene del sueño.

Programar el apagado automático del dispositivo. Muchos teléfonos y reproductores permiten configurar un temporizador para detener la reproducción tras un periodo determinado . Esto permitirá garantizar que el oído descansa en silencio durante el tiempo necesario. Utilizar sonidos neutros o naturales, como ruido blanco o sonidos de la naturaleza, que resultan menos invasivos para el cerebro durante el descanso nocturno.

«La clave está en encontrar un equilibrio: aprovechar los beneficios que puede ofrecer la tecnología sin alterar los ritmos naturales del cuerpo. Un uso consciente y limitado ayuda a proteger tanto la calidad del sueño como la salud auditiva y neurológica», concluye Lorenzo.