Por Benjamín Gajardo, académico de Derecho de la Universidad Andrés Bello.
Adam Przeworski relató cómo los socialistas, que alguna vez soñaron con derrotar a la burguesía en las calles, descubrieron en el voto un arma más eficaz que las barricadas. Ya no eran necesarias las piedras ni la violencia: bastaban los papeles, capaces de transformar la sociedad desde dentro de las instituciones. En su conocida metáfora, las piedras de papel simbolizan el paso de la coacción violenta a un instrumento democrático, pacífico y universal. El voto, así, no se erige únicamente como un procedimiento, sino como la condición misma de la igualdad política.
Hoy, en Chile, el voto vuelve a estar en el centro del debate. Tras años de voluntariedad y de altísimos niveles de abstención, el país reinstaló la