La Ruta del Agua se consolidó como una experiencia que trasciende el aprendizaje técnico para convertirse en un recorrido de conciencia y conexión con la naturaleza. Durante la jornada, los participantes exploraron de cerca cómo fluye y se transforma este recurso vital, desde los tanques de almacenamiento hasta los sistemas de captación de aguas subterráneas y de lluvia. Cada estación del recorrido reveló procesos esenciales que, aunque muchas veces pasan desapercibidos, sostienen la vida cotidiana en nuestro municipio.

El itinerario también condujo al vivero, espacio donde la CAR entregó los diplomas del curso de Aviturismo. Este momento simbolizó la unión entre conocimiento y acción, reafirmando que la formación ambiental abre nuevas oportunidades para un turismo consciente y sostenible

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