Hace cuatro mil quinientos millones de años, Júpiter alcanzó rápidamente su enorme tamaño. Su poderosa atracción gravitatoria alteró las órbitas de pequeños cuerpos rocosos y helados, similares a los asteroides y cometas modernos, llamados planetesimales. Esto provocó que chocaran entre sí a velocidades tan altas que las rocas y el polvo que contenían se fundieron, creando gotitas flotantes de roca fundida, o cóndrulos, que, una vez solidificados son pequeñas esferas de aproximadamente entre 0,1 y 2 milímetros de diámetro. Hay cóndrulos preservados en meteoritos actuales.
Ahora, Sin-iti Sirono, de la Universidad de Nagoya en Japón, y Diego Turrini, del Observatorio Astrofísico de Turín, dependiente del Instituto Nacional de Astrofísica (INAF), en Italia, han determinado por primera vez có