El 13 de septiembre de 1847, el Ejército de Estados Unidos lanzó una ofensiva contra el Castillo de Chapultepec , el último bastión de la defensa mexicana, cuya caída significó la entrada a la Ciudad de México dos días después.
De acuerdo con diarios de la época, la protección del inmueble fue caótica, con muchas deserciones y la nula ayuda recibida por batallones cercanos y las "falsas promesas" de Antonio López de Santa Anna, para quien en ese momento tuvo bajo su mando la defensa: el general Nicolás Bravo .
En el parte informativo que el general Bravo envió al ministro de Guerra, José María Tornel y Mendívil , el 14 de septiembre del 47 y el cual fue publicado en el 28 de septiembre de 1847, 15 días después de la caída de Chapultepec , refería:
(...) al amanecer del