En el teclado de mi ordenador hay cinco teclas desgastadas e ilegibles; la A, la S, la D, la E y la C. Todas en el lado izquierdo. En medio del plástico negro, la corrosión abre una mancha blanca con el centro totalmente transparente, que muestra la estructura interna de la tecla. La A, la S y la E son las más perjudicadas, la D y la C las siguen. Al tacto también se nota el desastre. Las capas de desgaste de las teclas mencionadas las hacen ligeramente rugosas, y mientras no las aprietan, las puntas de los dedos las palpan para sentirse como en casa. El resto de las letras es como si no jugaran al mismo juego. Todas engalanadas e inmaculadas.
Aprendí mecanografía los mediodías en la escuela. Supuestamente, también aprendí a coser y a jugar al ajedrez, pero no me acuerdo. La imagen que c