La percepción del sabor va mucho más allá de la lengua. Así lo probaron científicos del Karolinska Institutet de Estocolmo y la Universidad de Mersin que publicaron en Nature Communications evidencia de que el cerebro traduce ciertos olores en sabores reales gracias a circuitos neurales específicos ubicados en la corteza insular . Este avance proporcionaría una explicación concreta de por qué algunas aguas saborizadas o alimentos bajos en azúcar pueden crear una sensación dulce sin aportar moléculas gustativas al paladar.

La investigación, liderada por Putu Agus Khorisantono y Janina Seubert , desmonta la idea tradicional de que los sentidos del gusto y el olfato mantienen rutas independientes hasta etapas cerebrales superiores. “La ínsula aparece como un ‘hub’ do

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