Emilse Castro cuenta que apenas escuchó la noticia sobre el derrumbe que taponó la vía al Llano el fin de semana pasado, salió al puesto de frutas y verduras más cercano de su casa. “Compré lo que quería antes de que aumentaran los precios con la excusa del problema en esa carretera” , dice esta habitante del noroeste de Bogotá. “Y tuve razón porque el miércoles había cosas más caras en la tienda”, agrega.

No importa la explicación de que la emergencia tiene carácter temporal. Para tantos que se preocupan de cuidar el bolsillo, lo ocurrido es una razón suficiente a la hora de subir la guardia, una actitud que se extiende hasta el gremio de los analistas, que ven en este frente más de un nubarrón.

El motivo inicial es que quienes se dedican a tomarle el pulso a la economía consideran que

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