Por: Antonio Pérez Esclarín ( pesclarin@gmail.com )
En el comienzo de un nuevo curso escolar, quiero insistir una vez más en que si una sociedad no educa bien a las nuevas generaciones no conseguirá ser más humana, por grandes que sean sus avances tecnológicos y su potencial económico. Para el crecimiento humano y social, los educadores son más importantes y decisivos que los políticos, los técnicos o los economistas. En consecuencia, deben ser reconocidos, valorados y remunerados según la transcendencia e importancia de su labor. Sin educación, no tendremos país, y con una pobre educación, sólo lograremos un pobre país. Si queremos que la educación contribuya a acabar con la pobreza, debemos primero acabar con la pobreza de la educación y la pobreza de los educadores.
Educar no es ins