“Cacu” fue la primera puma que llegó para su cuidado a la reserva Pumakawa, en Villa Rumipal, en el Valle de Calamuchita, tres décadas atrás. Con problemas desde su nacimiento, superó una ceguera y logró con mucho esfuerzo caminar. Kai Pacha, encargada del espacio, desoyó seis recomendaciones de eutanasia. “Es que le vi tantas ganas de vivir”, explica. Y no se equivocó: vivió 23 años.

La puma resiliente se convirtió en emblema de Pumakawa, la entidad civil que ocupa gran parte de sus energías para el estudio y protección del puma. En la actualidad viven 22 felinos rescatados del mascotismo y de otras situaciones adversas, que ya no tienen chances de regresar a su hábitat natural.

Con el nombre de esa puma que no se resignaba a morir se bautizó el proyecto que la reserva Pumakawa impulsa

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