La cantinela de que Vox es “el nuevo punk” invita a abrir una pausa para la reflexión. A ver, ¿punk? Parece que la ‘boutade’ funciona si te quedas solo con el esmalte que cubría aquella insurrección de 1977: una idea vaga de radicalismo, de choque contra el ‘establishment’. Aunque sea desde el flanco diametralmente opuesto. Bueno, Johnny Ramone era fan de Reagan (no así sus compañeros de Ramones) y, yendo más lejos, la imaginería nazi fue usada como provocación o recurso dramático por Sex Pistols y Joy Division. Hasta David Bowie tuvo sus devaneos totalitarios puramente estéticos (muy breves).
Pero, dado que, deslizan las encuestas, la muchachada que viene parece sentirse interpelada por ese eslogan, es pertinente recordar qué fue y qué representa el punk, una tendencia que se asentó de