La , ha estado lejos de ser la clásica jornada festiva que suele poner el broche a la ronda. Lo que debería haber sido un paseo triunfal hacia un sprint masivo se convirtió en un recorrido cargado de tensión, condicionado por las manifestaciones propalestinas que han acompañado a la carrera desde sus primeras jornadas. Y que, finalmente, no ha acabado.
Problemas en la última etapa
La etapa, completamente llana, se estuvo disputando en un clima enrarecido. Las movilizaciones convocadas en distintos puntos del recorrido desembocaron en cortes de carretera y situaciones de riesgo para los ciclistas. Ante este escenario, la organización se vio obligada a alterar el trazado previsto, desviando la carrera por Alcobendas y recortando unos cinco kilómetros para esquivar las zonas con mayor pre