La imagen de una Vuelta a España reventada violentamente por agitadores propalestinos de izquierdas, entre los que se incluían, presencialmente, líderes de partidos socios del presidente Pedro Sánchez –caso de las podemitas Ione Belarra e Irene Montero–, está dando la vuelta al mundo de forma bochornosa. La prensa internacional se ha ido haciendo eco, desde el primer momento, de la lamentable estampa de radicales que, con facilidad, ante un dispositivo policial claramente escaso, se han hecho dueños del tramo final de la Vuelta en el corazón de Madrid y han obligado a que el pelotón parara en seco kilómetros antes de la línea de meta.

Hasta el periódico izquierdista francés Le Monde ha puesto en evidencia a Pedro Sánchez por su «admiración» para con los violentos boicoteadores que han l

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