Nací en 1942. Por cuatro años no pertenezco a la generación baby boomers. Ahora, con lo que está sucediendo en Francia y, en parte en Alemania, se nos culpa de, a cambio del bienestar, estar provocando una deuda insoportable que tendrán que pagar lo más jóvenes. Los jóvenes nunca tienen la culpa, se lo encuentran todo anotado en la cartilla por los compromisos mal administrados de los mayores, como si se tratara del pecado original. Son etapas de desentendimiento egoísta donde cada uno intenta salvarse como puede. En Francia han caído ya cuatro presidentes por este problema político de difícil solución. Alguien tendrá que parar el crecimiento de la deuda, pero cada vez que lo intenta las calles se encienden. Bayrou ha pretendido un recorte de 44.000 millones de euros y le ha costado tener
La crisis de la escritura

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