La cena suele ser uno de los momentos más esperados del día, ya sea para compartir con la familia o disfrutar de un momento de calma. Sin embargo, lo que comemos a esa hora puede influir directamente en la calidad del sueño y, en algunos casos, provocar sueños agitados o pesadillas.

Según la doctora Rybel Wix , especialista en Neurofisiología Clínica de la Unidad del Sueño de HM Hospitales (España), cuando el cuerpo debe hacer una digestión pesada durante la noche, destina gran parte de su energía a ese proceso, lo que interfiere con el descanso. Por eso, recomienda cenar comidas livianas y hacerlo al menos dos o tres horas antes de acostarse, para que el sistema digestivo complete su trabajo antes de dormir .

Cenar ligero no significa comer poco, sino optar por alimentos

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