Frente a las costas turquesas de Belice, un abismo submarino ha guardado durante casi seis milenios el testimonio silente de la furia del clima.
Hoy, ese silencio ha sido roto. Un equipo internacional de científicos, liderado por el investigador Dominik Schmitt, ha perforado el corazón del Gran Agujero Azul, extrayendo un núcleo de sedimentos de 30 metros que contiene la historia más larga y continua de tormentas tropicales jamás registrada en el Caribe.
Este coloso geológico no es solo una rareza natural: es, ahora, una biblioteca climática escrita en capas de sedimento. Cada tormenta que azotó la región dejó su huella: una capa de fragmentos, de partículas desplazadas, de silenciosas advertencias que, por primera vez, han sido leídas en su totalidad. Y el mensaje que contienen es claro