Por Jorge Alcocer V .
A propósito de las investigaciones sobre el presunto involucramiento de altos mandos y personal operativo de la Secretaría de Marina en el contrabando de gasolinas y diésel, conocido como “huachicol fiscal”, mencionar “la punta de iceberg” es una tentación que ningún analista puede evitar.
La punta del iceberg está a la vista de todos. Sabemos que altos mandos de la Marina Armada de México se coludieron con inspectores de la Agencia Nacional de Aduanas para permitir la entrada ilegal de millones de metros cúbicos de combustible, que después era entregado en gasolinerías para su venta al público. Por lo que han informado las autoridades, las investigaciones se concentran -hasta hoy- en el puerto y aduana de Tampico. Pero el contrabando pudo tener lugar en otros pue