En las últimas décadas, América Latina se ha convertido en un laboratorio político donde la democracia convive con una sombra persistente: la de mandatarios que terminan sus gestiones enfrentando tribunales, sanciones o inhabilitaciones. El fenómeno no distingue ideologías ni fronteras; alcanza a presidentes de derecha, de izquierda y de centro.
Basta con repasar algunos casos. En Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado y encarcelado, aunque más tarde las causas fueron anuladas por irregularidades procesales. En este mismo país el expresidente Jair Bolsonaro acaba de ser condenado a 27 años de prisión al ser declarado culpable por intentar un golpe de Estado, aunque la sentencia todavía no está firme. En Perú, prácticamente todos sus últimos expresidentes -desde Alberto Fujimori h