Con tan solo 3 años, Carolina Rodríguez quedó cautivada por las bailarinas de un programa de la televisión cubana llamado "Danza Eterna". Se propuso un gran reto e ingresó a la Escuela Nacional de Ballet de Cuba, administrada por el gobierno, a los 8 años. En noveno grado, los estudiantes se dividieron en dos grupos: aquellos que buscaban convertirse en bailarines de la histórica compañía nacional y aquellos que buscaban la docencia. Fue aceptada como artista.

Mientras bailaba, Rodríguez dijo: “Pude olvidarme de los problemas que sucedían a mi alrededor”.

Pero para el año pasado, esos problemas se hicieron imposibles de ignorar. Rodríguez, ahora de 21 años, dejó su preciado puesto como solista en el Ballet Nacional de Cuba, uniéndose al creciente éxodo de bailarines que huyen del colapso

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