La hazaña brasileña

Cecilia Soto

En 37 años de vida democrática, Brasil logró consolidar uno de los pilares esenciales de una democracia: la separación de poderes. En el mismo periodo de tiempo, después de construir poco a poco reglas para la competencia democrática electoral y un Poder Judicial que aprendió a ser independiente, México va encarrerado hacia la destrucción del último vestigio que todavía nos clasifica como democracia: su sistema electoral.

Ambos países dieron en 1988 pasos trascendentes para su democratización. Brasil culminó un largo proceso de diálogo que llevó a la redacción de una nueva Constitución, que restauraba las elecciones directas y creíbles, ponía en el centro del constitucionalismo el respeto a los derechos humanos y diseñaba un Poder Judicial independiente.

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