Desde tiempos inmemoriales, la decoración navideña se resume en tres o cuatro colores: rojo, verde, dorado y también el plateado desde algunas décadas. Cada uno de ellos tiene un fuerte simbolismo histórico y religioso que se mantiene vigente hasta la actualidad, o, por lo menos, eso se esperaba.

La tendencia en decoración siempre fue la misma: el rojo representa la sangre de Jesús, la pasión, las manzanas que decoraban los árboles del paraíso y el traje de Papá Noel; el verde simboliza la esperanza, la vida eterna y la perseverancia; el dorado, de acuerdo con las culturas, representa la estrella que sirvió como guía a los Reyes Magos, la luz y la prosperidad; el plateado, que se incluyó en los últimos años, se asocia con la elegancia, la nieve, la espiritualidad y la magia.

La nuev

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