El nombre de Julieta Novarro es sinónimo de pasión, legado y esa inquietud que parece emanar de las grandes historias familiares argentinas. Hija del recordado Chico Novarro y de Cristina Alessandro , supo desde la infancia que la vida le tenía reservado un destino entre arte y bohemia. Hoy, su premisa inamovible se traduce en hechos: armó su propio espacio de teatro y otros donde la música, la gastronomía y el arte llevan su sello inconfundible.

En esos ambientes de luz baja, entre notas y frases, Julieta se detiene apenas. “Yo siempre me imagino que papá hubiese estado ahí tocando el piano. El alma de él está acá y él hubiese soñado con tener un lugar así ”, reconoce.

“Me crié en una casa rodeada de música y de músicos, porque a mi casa venían desde Mercedes Sosa hasta El

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