El pequeño Thiago, de apenas dos años, es la mayor alegría de sus padres, pero su vida está marcada por un desafío enorme: padece síndrome de mesomelia-sinostosis, una enfermedad genética extremadamente rara . "Hay menos de 10 personas en el mundo que la tienen", contó Pamela Pretell, madre del menor. Esta condición limita el crecimiento de los huesos de sus brazos y piernas, afecta su desarrollo cognitivo y, debido a la hipoacusia que presenta, también restringe su capacidad de comunicarse.

Sus padres buscan incansablemente un tratamiento que le permita mejorar su calidad de vida. Pamela relató que su hijo fue evaluado en el Hospital del Niño en Lima , pero lamentablemente no existe en el país ningún procedimiento médico para su condición. Por ello, la familia ha contactado hospitale

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