Llevaba dos semanas cuando me despidieron y decidí escribir esto. Hoy mantengo el mismo sentimiento, incluso estoy mejor: tan bien que ni me acuerdo qué es estar estresada. Sí, los que saben mi caso dirán: al fin. Yo misma lo celebré y después caí en cuenta de lo mal que debía estar para que me diera lo mismo. O que sintiera una tranquilidad indescriptible pese a estar en una situación que a la mayoría aterra: perder el trabajo.

Desde fuera podía verse como un buen puesto: una corporación importante, una empresa de renombre… pero eso da igual. Yo estaba quemada, en la última etapa, desconectada al punto de no darme cuenta. No pensaba por mí misma. Tenía siempre varias pantallas y sonidos de fondo para parecer conectada, cuando en verdad ya no estaba. No estaba aquí. No fantaseaba con cosa

See Full Page