En el mundo de la tecnología de consumo, en ocasiones es difícil comprender los procesos por los que llega al mercado un determinado producto. La semana pasada, Apple presentó su nueva línea de móviles compuesta por modelos ya asentados en el mercado, con un iPhone 17 de entrada —aunque sería injusto calificarlo de básico, porque es muy completo—, el iPhone 17 Pro y el iPhone 17 Pro. Todo el mundo los sitúa muy bien en su segmento de mercado, pero la irrupción del iPhone Air —sin número— abre interrogantes sobre quién puede estar interesado en un comprometido ejercicio de diseño extremo como el de este teléfono, que guarda algunas sorpresas para llegar (quizás) a más público del que parece.
No hay periodista de tecnología que, cuando Apple anunció que el iPhone Air tiene sólo 5,6 milímetr