El 11 de septiembre, Jair Bolsonaro recibió una sentencia de 27 años y tres meses por haber llevado a cabo un golpe de estado para desmantelar el Poder Judicial, impedir la investidura de Luiz Inácio Lula da Silva y perpetuarse en el poder por la fuerza.
Cuando Bolsonaro fue trasladado a su hogar, en donde cumple prisión domiciliaria, comenzó a vómitos, mareos, baja presión arterial y anemia, por lo que fue sacado de la corte y llevado de emergencia al hospital, en donde se le hicieron una serie de exámenes médicos, en donde le detectaron dos lesiones cutáneas con “presencia de carcinoma de células escamosas”.
Oficialmente, el 14 de septiembre, se diagnosticó con cáncer de piel al expresidente de Brasil, quien deberá someterse a seguimiento clínico y revaluaciones periódicas para monitor