Mientras la coronación de la reina Isabel II de Inglaterra era transmitida a los hogares de todo el mundo, un niño de 6 años la seguía con atención en una televisión en blanco y negro en su casa de la ciudad de Nueva York.

Su madre, escocesa, miraba fascinada a la pantalla , sin apartarse de ella en todo el día. Era el 2 de junio de 1953.

Y ese niño era Donald Trump .

Años más tarde, ya como empresario inmobiliario, Trump relató el impacto que el amor de su madre por la realeza británica tuvo en él en su libro The Art of the Deal ("El arte de la negociación").

Escribió que heredó de ella "su sentido del espectáculo" y la describió como alguien "fascinada por la pompa y la parafernalia, por toda la idea de la realeza y el glamour" .

Ese profundo aprecio por el boat

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