La explosión de una pipa de gas el pasado 10 de septiembre en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa, no solo dejó imágenes de fuego y destrucción en una de las principales entradas al oriente de la capital, también decenas de familias en vilo que desde entonces habitan los pasillos de hospitales como la Unidad Médica de Alta Especialidad “Dr. Victorio de la Fuente Narváez”, en Magdalena de las Salinas. Allí aguardan noticias sobre el estado de salud de sus seres queridos, mientras enfrentan la falta de información clara, la incertidumbre sobre los apoyos prometidos y la exigencia de que se haga justicia.
De acuerdo con datos oficiales, el saldo hasta ahora es de 20 personas fallecidas y cerca de treinta hospitalizados, muchos de ellos con quemaduras de segundo y tercer grado que abarca