La vida de la antioqueña Ángela “La Negra” Rojas siempre estuvo ligada al agua. Primero como escenario de gloria en el waterpolo, deporte que la catapultó como referente nacional, y luego como refugio en medio de la enfermedad que le arrebató a su madre y que también amenazaba con marcar su destino: la Poliquistosis Renal y Hepática.

Un trasplante le devolvió la vida y con él también el impulso para seguir soñando. El deporte volvió a ser su brújula y la llevó a participar en los Juegos de Trasplantados. Sus destacadas actuaciones le abrieron la puerta a una cita aún mayor: los Juegos Mundiales de Trasplantados en Alemania. Pero antes debía superar otro desafío: reunir cerca de 12 millones de pesos colombianos para cubrir el viaje. La respuesta llegó en forma de solidaridad. Personas anón

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