En un mundo de constantes cambios, los hogares no son la excepción. Lo que antes era considerado suficiente hoy resulta limitado. Las costumbres cambiaron: ya no alcanza con que una casa sea solo un lugar para dormir, comer y descansar. La vivienda actual debe cumplir múltiples funciones y adaptarse a necesidades laborales, sociales y familiares.

El home office y la expansión de las redes sociales convirtieron a los hogares en verdaderos centros de actividad. Oficinas, gimnasios improvisados, depósitos, talleres, spa o showrooms: todo puede desarrollarse dentro de un mismo espacio.

Un ejemplo claro lo vemos en quienes viven solos. Antes, un monoambiente alcanzaba para resolver su día a día, ya que gran parte del tiempo lo pasaban fuera, en el trabajo o en traslados. Hoy, muchos profesi

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