Los talleres mecánicos, bodegas de repuestos y patios de motos en todo el país sienten cada vez con más fuerza el peso de una amenaza que va mucho más allá de las pérdidas económicas. El hurto de vehículos y autopartes se convirtió en un desafío para la seguridad vial y para la estabilidad de miles de empleos vinculados al sector automotor, mientras las redes dedicadas a este delito perfeccionan sus métodos para mover mercancía ilegal sin dejar rastro.
Las cifras oficiales no dejan dudas sobre la magnitud del problema. Entre enero y julio de 2025, el Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo (Siedco) de la Policía Nacional reportó el robo de 19.638 motocicletas, 5.100 vehículos y 2.900 autopartes, con un impacto cercano a $410.000 millones. El mercado