El déficit de vivienda en América Latina ya no es solo una estadística. El arquitecto chileno Alejandro Aravena (Santiago, 1967) advierte una nueva arista: civilización o barbarie.
Cuando un Estado no responde a esa demanda con la escala y velocidad necesarias, aparece siempre un sustituto. Ese sustituto, acaba con lo civilizatorio. En Chile, lo han vivido con las mafias que venden terrenos informales sin servicios básicos en los llamados campamentos.
"La informalidad acarrea el riesgo de que se suspenda el estado de derecho y empieza a primar la ley de la selva", sostiene el Premio Pritzker 2016 en entrevista.
En la informalidad se incuban las fragilidades sociales que el crimen organizado sabe leer con inteligencia: colonias sin agua, sin transporte, sin escuelas, convertidas en semil