La actriz Jacqueline Andere tiene algo claro: si no ha hecho más cine en su vida, es porque durante mucho tiempo la gente que hizo películas veía a la que trabajaba en televisión “como apestada”.

Pero no lo dice con rencor, sino como parte de una realidad que le tocó vivir en la segunda mitad del siglo XX, cuando era figura en telenovelas como El maleficio, al lado de Ernesto Alonso; Un nuevo amanecer, con Salma Hayek, y otras como Ángeles blancos y La madrastra y la serie Hora marcada.

“Éramos apestados, guácaras, por eso nunca trabajé con los grandes directores como Ripstein (Arturo, El lugar sin límites), Cazals (Felipe, Canoa), los buenos, buenos, porque nos veían y no nos pelaban. Ahora, afortunadamente, las cosas han cambiado”, dice.

Pero aún así, no le fue mal. Figura en su currí

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